Accede a nuestro blog

Además de estas experiencias puedes seguir, paso a paso, la experiencia de los voluntarios actuales en este blog
angle-left España es direferente 2.0

España es direferente 2.0

España es diferente. El eslogan de la oficina turística de España tiene razón. Por lo menos, se nota la diferencia de un país tan tranquilo, frío y en el norte como Noruega y el país de sol, fiesta y siesta.


Madrid: de piedra a oro 

Después de hacer el Erasmus en Valencia hace dos años, cuando terminé mi grado en Medios y Comunicación, quería hacer una pausa en mis estudios, y sabía que quería volver a España. A diferencia de muchos voluntarios del SVE, tenía varios conocimientos del país donde quería ir. Era mi única opción, yo lo tenía claro. Cualquier sitio era bueno dentro de España. Una semana antes de la fecha limite, con los nervios locos, me respondieron. Mi experiencia empezó en septiembre en Majadahonda, cerca de Madrid. Madrid era la ciudad que menos me gustaba de España, después de varias visitas con familia y amigos. No tenía nada especial, decía yo antes. Ahora pienso que Madrid es la ciudad de España con más cosas que ofrecer; música, bares, ambiente y eventos. Madrid es como un pavo real tímido, no muestra sus colores a todo el mundo, sino que tienes que conocerla para ver lo bonito. Hay muchas versiones de Madrid. Por su tamaño, cada uno puede encontrar su pavo real distinto. El mío fue el barrio de Malasaña, con el estilo retro lleno de tiendas de segundo mano y bares alternativos. Me ha encantado.


Aprender el idioma 

Mi razón principal para hacer el SVE era mejorar mi castellano. Después de medio año en Valencia, tan guay como era, me sentí un poco descontenta, más incómoda, por no haber aprendido más el idioma. Quería que mi segunda experiencia en España fuera diferente, y realizar un mayor esfuerzo en aprender castellano y conocer la cultura española. Siento que lo he conseguido. Decidí desde el principio hablar sólo castellano con todos, incluso en casa y cuando ni si quiera me apeteciera hacerlo. Una de las primeras cosas que dijo mi profesora de español fue: el mejor modo de aprender un idioma es tener un novio nativo. No quiero decir que fuera por eso, pero lo encontré y me ha ayudado un montón a practicar, corregir y además enseñarme la cultura española. Mi experiencia no sería la misma sin él.


Dar y recibir

Mi segunda razón para hacer el SVE era poner en práctica unas de las herramientas que aprendí en mi carrera de una manera menos formal, pero igual de útil. Toda mi juventud he trabajado mucho en el voluntariado, y me parece que es algo que aporta mucho a mi vida personal. Mi proyecto fue trabajar sobre comunicación en el Centro Juvenil de Majadahonda. Allí, he podido trabajar en las redes sociales, dar talleres, charlas, y ayudar los jóvenes a tener sus propias experiencias en el extranjero. No sabía que me gustaba tanto dar talleres y ayudar a la gente de forma presencial y personalizadamente. La sensación de poder ayudar a alguien en su búsqueda, y a lo mejor cambiar la ruta del camino de los jóvenes para que se acerquen más a sus sueños es muy satisfactorio. Como dijo una de las voluntarias que conocimos en el Centro de Mayores: “Hacer un voluntariado es dar y recibir, y a veces recibes incluso más que lo que das”


Tu propia experiencia

Cada uno tiene una experiencia distinta. Para algunos puede ser vivir sólo por primera vez, aprender un idioma, conocer gente o ir de fiesta. Para mí, fue conocerme a mí misma, a nuevos compañeros y amigos que nunca voy a olvidar, y desarrollar mis habilidades a nivel profesional. Sin duda, ha merecido la pena hacer el SVE.


Dicen que Madrid tiene todo, menos playa. 

Para mí, los ríos y piscinas naturales lo compensan muy bien.


Idun Aune
Julio 2013